Dedicado a todos esos niños de nuestro interior que en algún momento no pueden ser libres.
En especial a esos niños Berlineses, transformados en soles, que dan tanto calor desde la distancia.
La esperanza es, ese hilo de luz y calor existente, pese a percibir un mundo de depredación y despego, que nos hace visualizar un horizonte en el que te olvidas de todo lo que conoces.
Ese día, en el que se borra tu pasado por caduco, así como cambia la imagen de un bosque de primavera a otoño, te transformas y consigues ver un mundo nuevo.
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